Sara Beltrán, joyera oceánica

La joyera Sara Beltran, en Nueva York, 20 de julio de 2022.

Conchas de tritón, caracoles, tentáculos de pulpo, aletas de tiburón… Estos tesoros marinos se convierten en ocasiones, bajo la atenta mirada de Sara Beltrán, en una materia prima que da vida a una joya. Pero, por regla general, se imitan para ennoblecerse mejor. Conservando formas y escamas, se encuentran grabados en multitud de piedras desenterradas en minas más que en el fondo del mar (ónice, piedra luna, lapislázuli, cuarzo, citrino, ojo de tigre…), a veces diamantes picados o zafiros. “Desde el principio, el océano se me impuso, dice Sara Beltrán, quien fundó su sello, Dezso, en 2006. Alberga tantas vidas que es vertiginoso: quería mostrar su extensión y devolvernos su belleza. »

Nacida en El Paso (Texas), la diseñadora, que creció en México, recuerda cuánto le gustaba a su padre, contador, regalar joyas a su madre, ceramista y porcelana: “Con mi hermana peleábamos para robarle sus anillos retro, para jugar. » Sin embargo, Sara Beltrán nunca pensó en hacer de la joyería una profesión.

“La perfección de la imperfección”

Cuando se mudó a Nueva York en 1998, se imaginaba a sí misma como compradora de grandes almacenes. Graduada del Fashion Institute of Technology, apenas había terminado de aprender los conceptos básicos de la publicidad cuando su deseo ya la había llevado a otra parte. Ella intenta una pasantía en la edición italiana de moda, improvisado como jefe de prensa durante un año. Un día, cuando era asistente en una sesión para Abercrombie & Fitch, en Hawái, el fotógrafo Bruce Weber [qui a fait l’objet de plaintes en 2018 pour agressions sexuelles] nota que está recuperando conchas y astillas de madera en la playa. “Yo jugueteo con las joyas”, ella le explica. “¿Podrías hacerme cien collares, cien pulseras y cien colgantes? », él le pregunta. Es el clic. Ella lanza a Dezso con calma.

Dieciséis años después, Sara Beltrán ha forjado lazos con comerciantes de diamantes en Tel Aviv y Los Ángeles y ha descubierto en India, Mumbai y Jaipur, donde posee un apartamento, orfebres y grabadores: “Paso horas con ellos perfeccionando mis antojos. » Estos últimos aseguran la mayor parte de su producción, complementados por artesanos marroquíes y mexicanos. Hechas a mano, las joyas Dezso reproducen los surcos o espirales de las conchas. Despreciando el brillo sin enganches, Sara Beltrán favorece “la perfección de la imperfección”. Acaba de abrir su primer espacio comercial personal, en Greenwich Street, a tiro de piedra de su apartamento con paredes azul medianoche, lleno de alfombras, chucherías, diseños de palmeras y madera flotante. Un interior como una decoración bohemia junto al mar.

dezsosara.com
Instagram: @dezsobysb

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