El famoso banco de inversión Goldman Sachs estimó este martes que los precios del gas se reducirán a la mitad a finales de año en Europa. Un optimismo que contrasta con los oscuros escenarios de subidas generalizadas de los precios de la energía este invierno. Pero a los ojos de algunos economistas, el análisis parece un poco simplista.
Oiga, escuche: los precios del gas caerán a la mitad en Europa a finales de año, asegura Goldman Sachs. Buena noticia, cuanto menos sorprendente, la que desarrolla el famoso banco de inversión estadounidense en una nota de análisis publicada el martes 13 de septiembre. Europa incluso habría “resuelto el rompecabezas del precio de la energía”, avanza el establishment.
Los analistas de Goldman Sachs pronostican, de hecho, que el precio del gas en el mercado europeo subirá de “215 euros/Mwh (megavatio-hora) a finales de este verano a menos de 100 euros/Mwh en el primer trimestre de 2023″.
Goldman Sachs contra Goldman Sachs
Suficiente para alimentar las esperanzas de las empresas y los hogares europeos de no ver cómo se disparan sus facturas de electricidad cuando llegue el invierno. En la Unión Europea, el precio de la electricidad se fija de acuerdo con un cálculo inteligente que deja un gran lugar al costo de la producción de gas, recuerda BFMTV. Si el precio de este preciado hidrocarburo se desploma como predijo Goldman Sachs, “esto implicaría que no deberían darse los escenarios negros de una explosión en las facturas de la luz este invierno”, confirma Lawrence Haar, especialista en economía. energía en la Universidad de Brighton.
Lo que también despierta pucheros dudosos. Goldman Sachs es el lobo solitario cuando se trata de buenas noticias energéticas. “Me sorprendió mucho. Nadie más en este sector anticipa tal desarrollo de precios”, reconoce Michael Bradshaw, especialista en temas energéticos de la Universidad de Warwick. Los debates sobre los precios del gas y la electricidad se centran más en cómo proteger la economía contra un aumento inevitable de los precios de la energía en Europa. Una preocupación que estuvo incluso en el centro del discurso, el miércoles 14 de septiembre, de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. También en Francia, Élisabeth Borne, la primera ministra, aseguró que el gobierno limitaría el aumento de tarifas al 15% en 2023.
Dentro de la propia Goldman Sachs, el tono de esta nueva nota de análisis habrá sorprendido a más de uno. Hace apenas una semana, este mismo banco publicó otro artículo prediciendo que los precios iban a quedarse en lo alto del Viejo Continente.
¿De dónde viene este giro? “Sabemos que los bancos pueden tender a publicar notas de análisis sesgadas en favor de su propia estrategia de inversión. Así que es una posibilidad no descartable”, reconoce Lawrence Haar. Pero, en este caso, este experto cree que esta nota de análisis se basa en un análisis “racional” de la situación.
Tanques de gasolina llenos
Los banqueros de Goldman Sachs han visto un desarrollo sorprendente en el mercado europeo del gas, tanto desde la perspectiva de la demanda como de la oferta. Por un lado, “las instalaciones europeas de almacenamiento de gas deberían estar llenas al 90% en octubre, más del 80% que Bruselas considera necesario para no tener escasez durante el invierno”, subraya Christopher Dent, especialista en temas de política energética de Edge. Universidad de Hill, Liverpool Norte.
Esta carrera para evitar que el cierre por parte de Moscú de los grifos del gasoducto Nord Stream 1 y Yamal privara de gas a Europa se ganó “consiguiendo comprar más gas LNG [gaz naturel liquéfié, NDLR] de lo esperado”, señala Christopher Dent. En otras palabras, los principales países exportadores de GNL (Qatar, Malasia, Australia e incluso Estados Unidos) han aumentado sus envíos a Europa.
Por otro lado, los banqueros de Goldman Sachs “anticipan una destrucción de la demanda de gas mayor a la esperada”, apunta Christopher Dent. Entre las medidas a favor de la sobriedad energética y un esfuerzo por hacer un mayor uso de las energías renovables, la economía europea debería ser menos dependiente del gas. Y cuando hay una oferta más fuerte de lo esperado y una demanda decreciente, el resultado suele ser precios más bajos.
Pero para muchos observadores, se trata de un “análisis simplista y de muy corto plazo de la situación”, afirma en particular Nicolas Goldberg, experto en energía de Colombus Consulting. En primer lugar, la fe depositada por los banqueros de Goldman Sachs en la eficacia de los llamamientos a la sobriedad energética “es muy optimista y nada dice que se vaya a respetar estrictamente”, especifica Christopher Dent.
¿Qué hay acerca del clima?
Además, la nota de análisis no menciona el clima, mientras que “es un factor determinante para tener una idea de la evolución de los precios”, afirma Nicolas Goldberg. Si hace mucho frío y hay poco o nada de viento, por ejemplo, habrá menos energía de las turbinas eólicas y los hogares tenderán a calentar más. Dos factores que luego podrían tener un impacto significativo en la demanda de gas y por lo tanto en el precio.
“Si Goldman Sachs tiene una referencia meteorológica fiable capaz de pronosticar el tiempo de aquí a principios del próximo año, me interesa y podría empezar a creer en estas proyecciones”, afirma Nicolas Goldberg.
Esto es tanto más improbable cuanto que “el calentamiento global ha dificultado aún más el ejercicio de las previsiones meteorológicas, lo que debilita aún más todas las estimaciones de cambios en los precios del gas”, añade Christopher Dent.
Un problema a más largo plazo
Por no hablar de que el precio del gas natural licuado puede fluctuar por factores que nada tienen que ver con la oferta y la demanda en Europa. “Si por alguna razón Asia necesita más gas LNG, ofrecerá un precio más alto para asegurar su suministro, lo que obligará a Europa a igualar estos precios”, explica Michael Bradshaw.
“El precio del gas es el resultado de una alquimia mucho más compleja de lo que sugieren las conclusiones de la nota de análisis publicada por Goldman Sachs”, afirma este experto de la Universidad de Warwick. Sin embargo, no descarta que este escenario de caída drástica de los precios se haga realidad, pero “las posibilidades son escasas”.
Y además, no sería necesariamente una panacea para la economía europea. “Obviamente sería bueno para el consumidor, pero no necesariamente para los demás actores de la economía”, matiza Michael Bradshaw. Primero, si los precios caen drásticamente, los operadores de las instalaciones de almacenamiento de gas tendrán un invierno muy doloroso porque ellos mismos habrán comprado el preciado hidrocarburo a precio de oro este verano.
En segundo lugar, “las referencias a la destrucción de la demanda que hace Goldman Sachs son una forma educada de señalar que parte del negocio que requería gas [il ne sert pas seulement à produire de l’électricité, mais aussi, par exemple, pour la fabrication d’engrais ou dans le processus de raffinage, NDLR] ya no existen”, subraya Michael Bradshaw. De nuevo, no son buenas noticias para la actividad económica.
Pero sobre todo, “podemos haber gestionado el suministro de gas para este invierno, pero ¿y para los próximos años?”, subraya Nicolas Goldberg. ¿Cómo lograremos reponer las existencias el próximo verano si Rusia sigue sin suministrar gas a Europa? De hecho, “simplemente no hay suficiente gas natural licuado en el mercado para compensar la pérdida de suministros rusos”, dice Michael Bradshaw. En otras palabras, Europa puede haber resuelto en parte el enigma del precio de la energía este año, pero ciertamente no el de su dependencia de Rusia.