Brasil se impuso con facilidad este martes en el Parque de los Príncipes (5-1) a Túnez, reducido a diez al final del primer tiempo y adversario de los Blues en el Mundial. Raphinha anotó dos veces, Neymar anotó desde el punto de penalti.
Después de haber doblado ya su primera preparación, en Le Havre contra Ghana (3-0), Del primer período, Brasil no dio detalles, este martes por la noche, para su segunda prueba de galope en Francia.
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Desbordada técnica y anímicamente, Túnez, que se enfrentará a la selección francesa el 30 de noviembre, quedó exprimida en la primera media hora de juego, siendo el gol del empate de Talbi en un saque de esquina de Ben Slimane (18º) solo una anécdota borrada rápidamente por el segundo brasileño gol, de Richarlison (19º). Raphinha (11º, 40º) y Neymar (29º, de penalti) acompañaron al delantero del Tottenham en una devastadora blitzkrieg, y la expulsión de Bronn (42º), por un gesto más estúpido que peligroso sobre Neymar, sonó la sentencia de muerte extraoficial de un desequilibrado reunión. Del lado tunecino, solo sobrevivió la pareja Skhiri-Laidouni.
La jugadora: Raphinha, una eficacia formidable
Autor de una actuación mixta ante Ghana, el lateral del FC Barcelona, posicionado en el flanco derecho del ataque brasileño y sin contrapartida real en el otro lado (Paquetá era preferido a Vinicius), mostró una precisión técnica sobresaliente. Su cabezazo lobulado, en un desmarque de Casemiro, está perfectamente ejecutado (11º), y su disparo desde la izquierda, clínico, sorprende a un Dahmen un poco flojo por su costado cerrado, en la acción del 4-1, con ayuda del correo. También es autor de un pase decisivo para Richarlison (19º), pero notaremos en éste la desastrosa alineación de Dräger, el lateral derecho tunecino tapa a todos.
24/29
Este martes, Brasil firmó su victoria número 24 en los últimos 29 partidos disputados (para solo dos derrotas desde la primavera de 2019).
El ambiente: eléctrico
Si para la comunidad tunecina en Francia fue una reunión de gala, también a veces tomó un cariz hostil. Los brasileños fueron pitados durante un rápido calentamiento, luego se abucheó el himno de Auriverde. En trance, los tunecinos se regocijaban con cada inicio de acción de su equipo, comenzando con los despejes simples de Dahmen, pero el ambiente era pesado, muy rápido.
Láseres incesantes sobre Neymar en el palo de la bocina o Alisson en su área, hasta el punto de que el árbitro pide la intervención del locutor, lanzando proyectiles y una banana a Richarlison tras su gol o a Neymar en la segunda parte (botellas, mechero, en el 55), y el comienzo de la pelea al final del juego. La fiesta estaba un poco arruinada, como en el suelo para el caso.