¿El pago de ciertos beneficios sociales alentaría a las personas a no trabajar? Esta pregunta surge regularmente en el debate público y el concepto incluso tiene un nombre: “la trampa de la inactividad”. Pero, ¿qué es realmente? En su trabajo anual “Mínimos sociales y beneficios sociales” publicado este jueves 29 de septiembre, el Departamento de Investigación, Estudios, Evaluación y Estadística (Drees), órgano estadístico de los Ministerios de Salud y Solidaridad, analiza cómo los beneficios sociales afectan el estándar de vivir. Muestra que teniendo en cuenta las prestaciones sociales y la fiscalidad directa, la tasa de pobreza se redujo en 7,6 puntos en 2019.
En detalle, prestaciones sociales (RSA, ayudas a la vivienda, asignaciones familiares, etc. representan el 38% de los ingresos de los hogares pobres. Esta categoría incluye a las personas que ganan menos del 60% del nivel de vida medio, es decir, 1.102 euros al mes para una sola persona. Esta ayuda aumenta su nivel de vida en 335 euros al mes sin permitirles cruzar el umbral de la pobreza.
¿Son estos beneficios sociales por lo tanto “trampas de inactividad”? Entiéndase por esto que es mejor en ciertos casos recibir prestaciones sociales que trabajar. Ciertamente, puede existir, pero los casos son raros. Esto es lo que muestra la DREES en su trabajo a través de la presentación de casos típicos. La organización estudia la evolución de la renta disponible (para consumir (…)
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